martes, 16 de diciembre de 2008

Realmente un milagro o ¡la chomba de la suerte!

Increible. Al fín me pasa algo positivo que lo puedo festejar sin moderarme. Al fin apruebo raspando (eso está bueno). Al fin me cambian una nota.

Parto de mi casa con los calzoncillos de la suerte -ese que ya tiene los elasticos que no quieren lola- y la chomba roja -todo lo que sea rojo, bienvenido-. Enfilo para la parada del bondi, pero el fackin 126 no viene. Así que, subte.

Recordé momentos memorables yendo a buscar notas de coloquios en subte, bajándome en Bolivar y recordando dónde cruzar en cada esquina, para no alterar las cábalas, esas cábalas que en la facultad se hacen costumbres hasta que un buen día te la ponen y se va todo a la mierda.

Rindo Medios, un trámite complicado por lo pesimista que soy, por lo nervioso que estaba, y después de el revés de Álgebra, cualquier coloquio es un parto. Así que, a no desconcentrarse. Hora y tres cuartos para el dibujo y espero para que me tomen oral. Me la quieren embarrar, pero aguanto. Pegó un lindo nueve (tal vez generoso) que levanta el promedio y enfilo para la 107, el aula donde estaban entregando las notas de Álgebra. Simplemente iba con la intención de ver mis errores y aprender de ellos.

Me encuentro con un ejercicio que ´creí tener bien como regular.Un error infantil. No altera la nota. Por ahora.

Dialogo con el docente y comentó lo hincha pelotas que fue el examen, cuentoso, largo. Y preguntó por un ejercicio en particular. Uno que tenía mal, que creí no haber hecho mal. Me muestra una resolución lógica, que al momento del examen estaba lejos de mi alcance, y yo le pregunto si la mía era incorrecta, pues creí haber hecho algo razonado y razonable. Luego de algunas verificaciones de cuentas, me reconoce que está bien. Pero seguía faltando un poquito. Pero me sube el R a R+ y la nota se convierte en un 5.

Genial. Me sobró un punto. No voy a olvidar los gritos simil-gol que pegué en el ascensor.

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